Las actividades de producción y tráfico de cocaína y metanfetamina están en aumento en Europa, al igual que la colaboración entre grupos criminales en todo el mundo, lo que crea “nuevas amenazas a la seguridad” y “expande el mercado”, alertaron este viernes Europol y el Observatorio Europeo de Drogas y Toxicomanías (EMCDDA).
Ambas agencias europeas han investigado el mercado de la cocaína y metanfetamina a lo largo de la cadena de suministro, desde la producción y el tráfico hasta la distribución y el uso, y determinaron que el papel de Europa en la producción y el comercio internacional de drogas “está cambiando”, se “está expandiendo” y hay una “disponibilidad históricamente alta” impulsada por niveles de tráfico “sin precedentes” en la región.
Hablan de un mercado de cocaína “grande y en expansión”, y de metanfetamina “actualmente pequeño, pero en constante crecimiento” en la Unión Europea (UE), y alertan de la “mayor amenaza” que plantea la innovación en los procesos de producción, los precursores químicos y una gama cada vez mayor de productos que pueden ser peligrosos para los consumidores.
La cocaína es la segunda droga más consumida en la UE después del cannabis, con un valor de mercado minorista estimado en 10 mil 500 millones de euros. Alrededor de 3,5 millones de europeos de entre 15 y 64 años reconocen haber consumido esta droga en el último año, y 14 millones de europeos lo hicieron alguna vez en su vida.
La mayor parte de la cocaína incautada en Europa llegó en contenedores marítimos, con una cantidad récord de 214.6 toneladas en 2020, un aumento del 6% respecto al año anterior, mientras que Bélgica, Países Bajos y España representaron juntas las tres cuartas partes del total incautado a nivel europeo, seguidos de Italia, Francia, Alemania y Portugal.
Su fabricación sigue concentrándose en Colombia, Bolivia y Perú, aunque se está procesando más cocaína dentro de Europa, principalmente en Bélgica, España y Países Bajos. En cuanto a la metanfetamina, el número de incautaciones entre 2010 y 2020 se duplicó de 3 mil a 6 mil 200, mientras que las cantidades incautadas aumentaron un 477% a 2.2 toneladas en 2020, año en el que nueve países de la UE desmantelaron 215 laboratorios.
Hay evidencias de que los grupos criminales latinoamericanos y europeos se asocian en la producción, el tráfico y la distribución de ambos estupefacientes.
En una rueda de prensa para presentar los resultados del estudio, la directora de Europol, Catherine De Bolle, subrayó que el narcotráfico “sigue dominando la delincuencia organizada y grave” en la UE y casi el 40% de las redes delictivas identificadas que operan a nivel internacional están activas en el narcotráfico.
“Vemos también que la corrupción no solo ha aumentado, sino que es más preocupante por las intimidaciones a los trabajadores en los puertos de la UE. Más y más empleados portuarios son amenazados por criminales dentro y alrededor del puerto, o se les ofrecen grandes cantidades de dinero para apoyar el narcotráfico”, agregó.
De Bolle subrayó que también preocupa el uso de la violencia, que es “clave para las organizaciones criminales, pues les sirve para asegurarse de que son los más fuertes en su zona de negocio” y lamentó que la violencia tiene “un impacto directo en los ciudadanos en las calles” de la UE.
El informe presenta “áreas clave” para combatir el problema, lo que incluye identificar las amenazas emergentes para la salud y la seguridad, la inversión en capacidad forense y toxicológica para seguir el ritmo de la innovación, la reducción de las vulnerabilidades en las fronteras exteriores, así como la mejor vigilancia de la cadena de suministro de drogas.
El director del EMCDDA, Alexis Goosdeel, admitió que los nuevos análisis muestran que “nos enfrentamos a una amenaza creciente de un mercado de drogas más diverso y dinámico, impulsado por una colaboración más estrecha entre las organizaciones criminales europeas e internacionales”.
Lamentó que esto ha resultado en “niveles récord de disponibilidad de drogas, aumento de la violencia y la corrupción, y mayores problemas de salud”, lo que obliga a ser “aún más sensibles a las señales provenientes del mercado e invertir en una acción más coordinada, no solo en Europa”, sino con socios internacionales en países productores y de tránsito.
Goosdeel advirtió de que “una de las cosas que no queremos es una epidemia real de uso de metanfetamina” en Europa y lamentó que “las drogas están en todas partes, todo puede usarse como droga, y cualquiera puede ser la víctima o saber de alguien que tiene un problema de adicción”.
“La guerra en Ucrania no ayuda a hacer las cosas más fáciles por su impacto negativo en la economía, que podría impactar a los más vulnerables de la sociedad”, agregó.