Durante el último año, la contingencia sanitaria también ha provocado emociones de ira, enojo, incertidumbre y ansiedad entre la población.
Sin embargo, es de suma importancia manejar “la introspección, sin que nos ganen las emociones y se nos cierren las puertas, pues ante los retos, debemos descubrir nuestros talentos y el potencial para un mejor disfrute”, sostiene la maestra Mónica Patricia Stevens Ramírez, académica de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
En su charla El poder de las inteligencias múltiples ante la adversidad, que forma parte del ciclo De la Metro en el Metro a la Metro en la Red, del programa Comunicación de la Ciencia, de la Coordinación General de Difusión de la UAM, Stevens Ramírez considera que la inteligencia emocional impulsa y desarrolla “nuestras capacidades en momentos como el encierro por la pandemia del covid-19, pero debemos usar y entrenar el cerebro para potenciar la imaginación”.
En su intervención, la profesora del Departamento Procesos y Técnicas de Realización de la Unidad Azcapotzalco, citó al psicólogo estadounidense Howard Gardner, quien ubica las siguientes vertientes de la inteligencia: verbal lingüística; lógico matemática; auditiva musical, visual espacial; kinestésico corporal; intrapersonal, y naturalista, que se complementan con la emocional, la espiritual y la sexual.
Otras facultades pueden no reconocerse, pues “es común pensar que triunfa quien sabe y gusta de las matemáticas, aunque eso es un error, porque todas las personas tienen aptitudes que no se valoran y las hacen únicas, así que cuando se identifica la inteligencia que proviene de fuentes diversas se debe actuar de acuerdo con la personalidad”, sostuvo la profesora.
En este sentido, indicó que la inteligencia musical es una forma de distinguir las virtudes ocultas en gente que se expresa al componer melodías o letras de una canción, cualidades que son heredadas y deben aprovecharse, en particular en la adversidad.
Además, dijo que la interpersonal permite ver los valores para motivarse, ya que hay quienes saben registrar y manejar esas características; “también existe la lingüística y verbal, que se percibe como la agudeza para hacer un poema o estructurar palabras de aliento que generan confort, en una serie armónica que ayuda a otros”.
La maestra en educación explicó que la inteligencia naturalista alude al atributo de proponer temas o aspectos para la integración con el medio ambiente, debido a la sensibilidad ante el entorno, el aire o las especies, por ejemplo, sembrando sus propias verduras o admirando la belleza de una flor.
La denominada visual espacial es desarrollada por ingenieros o arquitectos, “toda vez que recrean espacios para una buena armonía” y se desbordan con las medidas antropométricas al proponer diseños acordes con las necesidades humanas.
Finalmente, recomendó que al estar en casa “debemos ver la situación como una construcción del conocimiento latente, que debe potenciar nuestras habilidades y acervos de saberes”.
Fuente: Milenio