El Rey del Cash: Jefatura de Gobierno de CDMX, la caja chica para la 4T

La salida a la venta del libro El rey del cash: El saqueo oculto del presidente y su equipo más cercano salieron a la luz señalamientos contra el actual canciller, Marcelo Ebrard, quien habría financiado al entonces candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador en 2006; lo que convirtió a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México en una especie de caja chica para el movimiento del entonces aspirante presidencial y su Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

En el capítulo 10 titulado Marcelo y su carnal Mario Delgado, Elena Chávez González también señala a Mario Delgado, el secretario de Finanzas de Ebrard y actual dirigente nacional de Morena, y a Alejandro Esquer, actual secretario particular del presidente.

Elena Chávez reseña que conoció a Ebrard Casaubón cuando éste era secretario de Seguridad Capitalina en el sexenio de López Obrador en la jefatura de gobierno, además era novio de la actriz Mariagna Prats

De acuerdo con El Rey del Cash, Ebrard Casaubón, y su secretario de Finanzas, Mario Delgado, financiaron con dinero en efectivo la campaña de López Obrador cuando buscaba la presidencia en las elecciones del 2006.

Cuando Ebrard Casaubón logró ser jefe de Gobierno del Distrito Federal quedó en deuda con López Obrador, por lo que tras tomar posesión como titular del ejecutivo local, entregó grandes cantidades de dinero en efectivo cada mes a López Obrador.

“En 2006 Marcelo Ebrard alcanzó su sueño largamente anhelado de ser Jefe de Gobierno. Estaba en deuda con el tabasqueño (AMLO), así que el pago fue en efectivo y en cantidades inmensas Ya en el poder, Ebrard instruyó a su secretario de Finanzas, Mario Delgado, darle mensualmente a Andrés Manuel millonadas para su campaña”.

Con Mario Delgado en la Secretaría de Finanzas, el “‘Cash, Cash, Cash’, Andrés Manuel López Obrador había hecho de Marcelo Ebrard la mejor elección para dejarle encargado el changarro, donde el dinero corría como agua: desde los impuestos, pasando por el Metro, exprimido por muchas manos, y la Red de Transporte de Pasajeros, hasta las secretarías, los órganos descentralizados y la Asamblea Legislativa, desde donde se aprueban los presupuestos de las dependencias. Además estaban los recursos otorgados por los órganos electorales a los partidos, en este caso al PRD, y la desinteresada contribución de empresarios beneficiados con contratos durante el gobierno del tabasqueño en la Ciudad de México. Había también cash de los gobernadores perredistas y presidentes municipales.

De acuerdo con Elena Chávez, por dinero no sufrían.

“Los aliados empeñados en ganar la presidencia con López Obrador pactaron la entrega de millones de pesos para la campaña de 2006 a 2012. Al estilo de los cárteles de la droga, todo era en cash que caía en las manos de Alejandro Esquer y su ayudante, Gabriel García Hernández, quien años más tarde se volvería jefe de los delegados de Bienestar”.

En su reseña, la autora describió que cuando Andrés Manuel López Obrador perdió la elección y se decidió hacer giras por todo el país como el candidato eterno y el discurso del fraude electoral con el que se impuso a Felipe Calderón en la Presidencia, las dudas de cómo financiaría esa gira eterna, César Yáñez, su ahora exesposo respondió:

“Eso ya está resuelto, Marcelo va a financiar los viajes y el sueldo de los que acompañemos al licenciado. No te preocupes, solo te pido comprensión y apoyo para irme con él”.

En su capítulo, el 15 de noviembre de 2011, cuando se sometió a encuesta para definir al candidato presidencial, Ebrard aceptó el triunfo de AMLO, pero cortó el financiamiento al movimiento del eterno candidato.

“Este güey no sabe cumplir su palabra, nos quitó el apoyo”, dijo César Yáñez a Elena Chávez.