Después de que esta mañana se diera a conocer el deceso del expresidente de México, Luis Echeverría, la tarde de este sábado se informó que sus restos son velados en Gayosso Santa Fe, Ciudad de México.
La lluvia era más constante que los asistentes. Las escaleras eléctricas no paraban de trabajar, aunque casi no se usaran. Las coronas eran contadas. Aunque alguna vez el expresidente Luis Echeverría Álvarez llenó las plazas del país, ahora a duras penas llenó su funeral.
Hasta las 18:00 horas de este sábado, de las figuras de la vieja guardia del Partido Revolucionario Institucional (PRI) únicamente llegó Jorge de la Vega Domínguez, quien fue presidente del partido entre 1986 y 1988.
El que fuera director general de la Compañía Nacional de Subsistencias Populares (Conasupo) con Echeverria, afirmó que preferiría recordarlo por sus buenas acciones, como defender la soberanía nacional en la industria alimenticia y no por los errores que pudo haber cometido.
“No quiero meterme en otros temas, yo lo recuerdo en todo lo positivo que tuvo, y respeto mucho a los que piensan lo contrario, pero yo les estoy hablando de mi experiencia”, afirmó con melancolía De la Vega.
Al despedirse de los medios reunidos, lamentó que los reporteros presentes fueran más jóvenes de lo esperado. “Ni yo los conozco a ustedes, ni ustedes a mí”, bromeó con una sonrisa triste el expresidente priista antes de darse la vuelta.
De vez en cuando llegaban señoras arregladas, cuyos perfumes con olor a rosas traspasaban los tapabocas de los miembros de la prensa que estaban presentes.
Otro más de los asistentes que se negó a dar su nombre acudió con la clásica guayabera que Echeverría habría puesto a la moda durante su sexenio de tanto utilizarla.
Sin embargo, fueron pocas las personas que acudieron a rendir sus respetos y a dar el pésame a la familia del que fuera secretario de Gobernación en el 68 y Presidente durante el halconazo en 1971.
Entre las personas cercanas a Echeverría Álvarez, llegó el abogado Juan Velásquez, quien lo cuidó, practicamente, hasta la muerte.
Velásquez defendió a Echeverría durante el sexenio de Vicente Fox, cuando el priista fue acusado por su participación en la matanza del 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco.
“Aunque ninguno de nosotros quería su enjuiciamiento, fue lo mejor que le pudo pasar porque mientras que la vox populi, la gente de la calle, sin conocerlo lo responsabiliza de los hechos del 2 de octubre, de Tlatelolco, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) lo exoneró”, apuntó el abogado.
Velásquez reafirmó que “esa es una realidad judicial en contra de una leyenda urbana”, además de recordar que la verdadera responsabilidad la había asumido el presidente Gustavo Díaz Ordaz.
Al lugar también arribó Everardo Moreno, Subprocurador de Justicia durante el sexenio de Ernesto Zedillo, quien también optó por enfocarse en los logros más que en los episodios más cuestionables de la vida del expresidente.
“Si pudo hechos censurables, que se presentaron durante su administración, siento que la obra trascendente en beneficio del país es indudable”, remató Moreno.
Hasta poco después de las 18:00 horas, el reportero de El Financiero contó siete coronas de flores; incluso, el funeral se veía solo y triste, sin que el otrora poderoso presidente de México tuviera quién le llorara.
Las flores más destacadas las envió el profesor Humberto Moreira Valdez, exgobernador de Coahuila, quien está presuntamente vinculado al cártel de Los Zetas.
Dos de ellas, fueron entregadas en una camioneta de la alcaldía Cuajimalpa que envió el priista Adrián Rubalcaba Suárez, mandatario de la entidad.