Seis conductas saludables que reducen el riesgo de demencia

Seis conductas saludables que reducen el riesgo de demencia

Según una investigación preliminar que se presentará en la Conferencia de Epidemiología, Prevención, Estilo de Vida y Salud Cardiometabólica 2021 de la Asociación Americana del Corazón, adoptar conductas de estilo de vida saludable puede reducir el riesgo de demencia entre las personas que tienen un mayor riesgo debido a los antecedentes familiares.

La demencia familiar es un fuerte factor de riesgo de demencia. Tener un pariente de primer grado, como un padre o un hermano, con la enfermedad puede aumentar el riesgo de demencia de una persona en casi un 75% en comparación con alguien que no tiene un pariente de primer grado con la enfermedad. Otros factores de riesgo comunes para la demencia son la edad, el sexo, la raza, la educación, la presión arterial alta, el colesterol alto, la diabetes de tipo 2 y la depresión.

Según la autora del estudio, la doctora Angelique Brellenthin, profesora asistente de kinesiología en la Universidad Estatal de Iowa, en Estados Unidos, ”cuando la demencia se da en una familia, tanto la genética como los factores no genéticos, como los patrones dietéticos, la actividad física y el hábito de fumar, afectan al riesgo general de un individuoEsto significa que puede haber oportunidades para reducir el riesgo abordando esos factores no genéticos”.

Adoptar conductas de estilo de vida saludable puede reducir el riesgo de demencia entre las personas que tienen un mayor riesgo debido a los antecedentes familiares de demencia, según una investigación preliminar que se presentará en la Conferencia de Epidemiología, Prevención, Estilo de Vida y Salud Cardiometabólica 2021 de la Asociación Americana del Corazón.
La demencia familiar es un fuerte factor de riesgo de demencia. Tener un pariente de primer grado, como un padre o un hermano, con la enfermedad puede aumentar el riesgo de demencia de una persona en casi un 75% en comparación con alguien que no tiene un pariente de primer grado con la enfermedad. Otros factores de riesgo comunes para la demencia son la edad, el sexo, la raza, la educación, la presión arterial alta, el colesterol alto, la diabetes de tipo 2 y la depresión.

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«Cuando la demencia se da en una familia, tanto la genética como los factores no genéticos,
como los patrones dietéticos, la actividad física y el hábito de fumar, afectan al riesgo general de
un individuo –señala la autora del estudio, la doctora Angelique Brellenthin, profesora asistente
de kinesiología en la Universidad Estatal de Iowa, en Estados Unidos–.

Esto significa que puede haber oportunidades para reducir el riesgo abordando esos factores no genéticos».
Brellenthin y sus colegas analizaron la información de salud de 302.239 hombres y mujeres, de entre 50 y 73 años, que completaron un examen físico de referencia entre 2006 y 2010 como parte del Estudio del Biobanco del Reino Unido, que es un gran estudio que abarca a más de 500.000 personas en el Reino Unido.


Los adultos no tenían demencia al inicio del estudio y rellenaron cuestionarios sobre los antecedentes familiares y el estilo de vida. Los participantes recibieron un punto por cada uno de los seis comportamientos de estilo de vida saludable que seguían, entre ellos llevar una dieta saludable con más frutas y verduras, y menos carne procesada y cereales refinados; cumplir las directrices de actividad física de 150 o más minutos a la semana de actividad física moderada a vigorosa; dormir de 6 a 9 horas al día; beber alcohol con moderación; no fumar, y no tener
obesidad, es decir, tener un IMC (índice de masa corporal) de menos de 30 kg/m.

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Los investigadores siguieron a los participantes del estudio durante unos ocho años para controlar quiénes desarrollaban demencia y quiénes no. Durante el seguimiento, 1.698 (0,6%) participantes desarrollaron demencia. Los adultos con antecedentes familiares de demencia tenían un 70% más de riesgo de padecerla en comparación con los que no tenían antecedentes familiares de demencia.
Seguir las seis conductas de estilo de vida saludable redujo el riesgo de demencia a casi la mitad en comparación con seguir dos o menos conductas saludables. En general, seguir tres de los comportamientos saludables se asoció con un 30% de reducción del riesgo de demencia en comparación con seguir dos o menos comportamientos, incluso cuando los investigadores consideraron la demencia familiar y los factores de riesgo más comunes para la demencia como
la edad, el sexo, la raza, la educación, la presión arterial alta, el colesterol alto, la diabetes tipo 2 y la depresión.


Los participantes con demencia familiar que seguían al menos tres conductas de estilo de vida saludables tenían un riesgo de demencia entre un 25% y un 35% menor que aquellos con demencia familiar que seguían dos o menos conductas saludables.
Los investigadores señalaron que estos resultados sugieren que empezar con pequeños cambios, como adoptar al menos tres o más conductas de estilo de vida saludables, puede reducir significativamente el riesgo de demencia incluso para aquellos que tienen un mayor riesgo debido a un historial familiar de demencia.

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«Fue interesante descubrir que los participantes que siguieron más conductas saludables en la línea de base también informaron de más demencia familiar en la línea de base –señala Brellenthin–. Por ejemplo, había un 11% de prevalencia de demencia familiar entre los que seguían dos o menos conductas saludables, en comparación con el 15% de prevalencia de demencia familiar entre los que seguían las seis conductas de estilo de vida saludable. Y los
25/5/2021 Seis conductas saludables que reducen el riesgo de demencia individuos que seguían más conductas saludables eran menos propensos a desarrollar demencia en general».
Brellenthin señala que esto podría sugerir que los individuos que saben que tienen un mayor riesgo de demencia son proactivos y ya están tomando importantes medidas saludables para reducir su riesgo.
«Este estudio aporta pruebas importantes de que un estilo de vida saludable puede tener un impacto positivo en la salud del cerebro», resalta el presidente de la Asociación Americana del Corazón, el doctor Mitchell S.V. Elkind, profesor de neurología y epidemiología en Vagelos Co.